domingo, 3 de agosto de 2014

Poeta muerta: Alfonsina Storni

Alfonsina Storni Martignoni (1982 – 1938) fue una poetisa y escritora argentina del modernismo. Nace en Suiza, durante una estancia de sus padres en Europa. Condicionada por sus orígenes humildes, se ve obligada a trabajar desde temprana edad por su subsistencia. Con 17 años, se matricula en la Escuela Normal Mixta de Maestros Rurales de Coronda y al año siguiente obtiene el título de maestra. Muchas de sus primeras poesías son escritas en éste período. Alfonsina siempre sufrió por la condición en la que se encontraba la mujer de la época, por lo que siempre se dolió de haber nacido mujer debido a aquellas consecuencias marginales. Pese a todo, Alfonsina nunca deja de crear. En sus escritos plasma con rotundidad sus creencias: sus textos defienden el derecho al voto femenino y carga contra los arquetipos y tópicos que marcan a la mujer de su época. A lo largo de los años, sin embargo, consigue ser respetada por unos y otros. Horacio Quiroga la introduce en las tertulias literarias masculinas y Alfonsina se hace un hueco en las mismas labrando su prestigio poco a poco. Fue diagnosticada con cáncer de mama, del cual fue operada. Esta enfermedad se refleja en la angustia vital de su poesía. Durante los meses de recuperación, los médicos detectaron la posibilidad de que enfermedad volviera a aparecer. Esto sume a Alfonsina en un período de incertidumbre y temor, llegando a descartar los tratamientos médicos para combatirla. Alfonsina se suicidó la madrugada del 25 de octubre de 1938, arrojándose desde la escollera del Club Argentino de Mujeres. Algunos dicen que se internó lentamente en el mar...

"Oh, muerte, yo te amo, pero adoro la vida..."

La poeta a la que dedicamos la novena reunión imberbe fue, en este caso, Alfonsina Storni, otra gran poetisa con una triste historia... En dicha sección recitamos algunos de sus poemas pasando por las distintas etapas de su creación, que permanece más viva que nunca. Os dejamos con algunos de ellos:

Queja
Señor, mi queja es ésta,
Tú me comprenderás;
De amor me estoy muriendo,
Pero no puedo amar.
Persigo lo perfecto
En mí y en los demás,
Persigo lo perfecto
Para poder amar.
Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!


Yo era como un mar dormido
Oye: yo era como un mar dormido.
Me despertaste y la tempestad ha estallado.
Sacudo mis olas, hundo mis buques,
subo al cielo y castigo estrellas,
me avergüenzo y escondo entre mis pliegues,
enloquezco y mato mis peces.
No me mires con miedo. Tú lo has querido


¡Adiós!
Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
—de llagas infectas— ¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!...


Voy a dormir (Último poema antes de su muerte)
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación; la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

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